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EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS

“El que desconoce la verdad es un ignorante;

pero el que la conoce y la desmiente, es un criminal."

Bertolt Brecht

Es difícil mirar las dinámicas objetivas de los acontecimientos y mantener una mirada ética de las mismas, mucho más si por medio de estas se puede paliar grandes contradicciones como son la crisis de la financiación de la Universidad Nacional.

El proyecto de ley 192 de 2012 “Por la cual se crea la Estampilla Pro Universidad Nacional y demás universidades estatales de Colombia”, fue aprobado en la plenaria del Senado, el pasado 28 de noviembre con 58 votos a favor y 0 en contra, mostrando el gran beneplácito de las fuerzas políticas en el senado, y cómo no estarlo, si por medio de esta ley se pueden legitimar las políticas y proyectos de explotación, opresión y despojo infligida a la sociedad.

Esta propuesta consiste en el gravamen de contratos de obra nacionales, en distintos porcentajes, dependiendo de los montos de los contratos, en donde el máximo sería del 2% a los contratos que superen los tres mil millones de pesos, donde se hace evidente la inclusión de contratos destinados a la construcción de represas hidroeléctricas como “El Quimbo”, las cuales pretenden la generación de energía, no destinada para suplir las necesidades de la población colombiana, sino para alimentar la industria minera, que explota y saquea nuestros recursos naturales; acosta de no solo la población cercana, en donde existe la amenaza de inundación y desaparición de varios corregimientos, sino de todo el país y el continente debido a los altos niveles de contaminación que estos proyectos implican.

La Universidad Nacional le hace el juego al gobierno y al modelo, al aparecer como legitimador de transacciones, como los proyectos relacionados con la megaminería y la construcción de hidroeléctricas, entre otros, que despojan a las comunidades de sus territorios, destruyen el ecosistema gracias a su ansia de acumulación, envenenan nuestros ríos, o tan solo los privatiza acabando con la economía de una gran cantidad de colombianos, que ven en los ríos la forma de sobrevivir en este modelo depredador.

Es por esto que la Universidad Nacional de Colombia cae en la estrategia de “divide y vencerás” que lleva el gobierno y el modelo capitalista como bandera de explotación. Vamos a vender nuestros principios y a nuestros hermanos legitimando las transacciones públicas o privadas que atentan contra la sociedad, acaso ¿nosotros solo nos pensamos como comunidad universitaria o nos pensamos como sujetos de una sociedad?, la cual está siendo golpeada por el puño de las políticas neoliberales. Nos mofamos por ver cómo por medio del impuesto “estampilla” nos dan un pequeño porcentaje de la explotación y el despojo de nuestros hermanos. ¿Esta es la salida que necesita la Universidad Nacional, divorciarse aún más de la sociedad colombiana y hacerle el juego a las directivas, al régimen y al modelo?

La Universidad Nacional se le debe a la sociedad colombiana, nos parece injusto que nosotros como una universidad nacional le demos la espalda a luchas por las reivindicaciones territoriales y sociales, es por esto que estamos en contra de la ley de estampilla que legitima al asesino y opresor.

Como diría Bertolt Brecht, “Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo”, lo cual en este caso se aplicaría de forma que: “estar en contra de la explotación la opresión y el despojo sin estar en contra de la estampilla es como reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.”

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